Hasta ahora la mayoría de estudios se había centrado en saber cuál es la magnitud de la contaminación por plástico, que se ha demostrado ser de una escala planetaria, con importantes regiones de acumulación en el centro de todas las cuencas oceánicas, mares semi-cerrados como el Mediterráneo y ciertos sectores de costa.
La fragmentación de los desechos plásticos hace que existan en el mar fragmentos de todos los tamaños, los cuales pueden ser accidentalmente consumidos por cualquier organismo, desde pequeños invertebrados a grandes mamíferos. Así, se han documentado ejemplos de ingestión de desechos plásticos en casi la totalidad de formas de vida marina, pero la importancia ecológica de este ejemplo era todavía discutida.
El estudio de Oona M. Lönnstedt y Peter Eklövste en Science viene a sumarse a otros trabajos recientes que han demostrado que los microplásticos, los pequeños pedacitos de plástico resultantes de la fragmentos de objetos mayores, reducen la fertilidad y aumentan la mortalidad de animales como los pequeños crustáceos o las ostras. Pero este último estudio amplía las consecuencias a los peces. La preocupación de que la acumulación de residuos plásticos podría afectar el funcionamiento de los ecosistemas marinos a gran escala está ya fundamentada.
Andrés Cózar es investigador de la Universidad de Cádiz y experto en contaminación de plásticos en el océano